Otro año habíamos obtenido la pegata de la ITV y para festejarlo nos dirigimos hacia Tolosa.
No sin haber sido detectado algún defectillo, pues según los frenometros los tambores traseros están ya al límite y necesitan ser sustituidos, no es urgente por el escaso kilometraje anual (unos 2.000 Kms), pero deberá ser la próxima reparación.
Para mi vergüenza debo reconocer que nunca había visitado esta antigua capital de provincia, y esto tiene todavía más delito pues he pasado diariamente a su lado durante mucho tiempo pero nunca me había detenido a callejearla.
El viaje desde Donosti nos demorará poco mas de 15 mins por la concurrida N1. Tomada la salida nos dirigimos al centro histórico y al ser un lugar peatonalizado no podremos acceder allí con nuestro auto. Estaciono en un caótico parking de tierra con unos temibles agujeros en el piso y entre inmensos troncos de arboles. Prueba Off-Road superada!.
Lo mejor del parking son las vistas, desde allí contemplamos en la otra ribera el famoso Tinglado, el Puente de Navarra y la Iglesia de Santa María. La tipica imagen de postal de la villa.
Entramos al casco medieval antiguamente amurallado por el puente sobre el Rio Oria, por el cual ya discurrían carruajes en el siglo XIII, ahora peatonal. Tras cruzarlo lo primero que nos encontramos es la Plaza Vieja con sus pintorescas fachadas pintadas. Allí se alza el ayuntamiento, una construcción del siglo XVII y el Palacio Idiaquez, antigua residencia del fabulista Samaniego.
Numerosos palacios espléndidamente restaurados surgen a nuestro encuentro dándonos una pista del importante pasado de la villa. En sus fachadas de piedra caliza lucen orgullosos sus escudos de armas. Actualmente muchos de estos antiguos palacios estan en activo y acogen centros públicos.
La iglesia tiene una mezcla de estilos. Anteriormente este tipo de colosales construcciones tardaban tanto en levantarse, a menudo siglos, por ello se iban superponiendo diferentes estilos arquitectónicos, renacentista, barroco, neoclásico. Es la segunda mas grande de Gipuzkoa, a su lado hay un parque arquelogico con los restos de la muralla, cimientos de un palacio inconcluso y una necrópolis medieval. El sitio es un privilegiado mirador de los saltos de agua del Oria.
Hay un monton de tiendas antiguas en el casco histórico, algunas lamentablemente están cerradas pero otras siguen en activo manteniendo un poderoso pulso al tiempo con sus encantadores rotulos y escaparates vintage.
Estos escaparates me retrotrajeron a la infancia, cuando a la salida del cole pasábamos con los amigos largos minutos contemplando los juguetes expuestos para decidir cual comprar con la escasa paga semanal.
Paseando por sus callejuelas podemos ver casi cualquier cosa; ya sean intrigantes portones tapiados, virgenes en las fachadas, estrechos callejones bajo los edificios, bancos encadenados y artisiticos graffitis,
Otro lugar pintoresco de Tolosa es la Plaza de las Verduras, llamado así porque cada Sábado acoge el mercado de verduras, plantas y flores. Cada arco de esta plaza esta numerado para cobijar a un puesto ambulante. La cubierta de la plaza data de 1899 y es imprescindible en los numerosos días de lluvia de esta húmeda zona.
Abandonamos la parte vieja por la Puerta de Castilla, el único de los cinco accesos de la muralla medieval que sigue en pie. Alineada con este monumento encontramos una escultura de Oteiza.
Puede parecer por unos instantes que hemos vuelto al presente con amplias plazas y tráfico rodado por las calles, si obviamos la colosal estampa de la Iglesia dedicada a San Francisco. Fue construida en 1587 fuera de las murallas.
El antiguo Camino Real de Castilla se convirtió en la principal arteria de la ciudad, hoy es el Paseo de San Francisco. Sus villas y edificios son un ejemplo del florecimiento de la burguesía de una región tan industriosa como rica en recursos naturales.
Se cuenta que muchos indianos a su vuelta de las américas, plantaban palmeras a la entrada de sus villas, una por cada millón ganado. Además de las palmeras sorprende la convivencia de arboles gigantescos junto a los edificios, a menudo rivalizando en altura.
A lo largo del paseo pude localizar algunos autos peculiares, como un Fiat Panda 1000 4x4, poca broma con este cochecillo, es como una cabra montesa y no hay cuesta que se le resista.
Otro prestigioso 4x4 de los años noventa, este más brutote era el Opel Frontera RS.
Otro Opel, el Astra GSI 16V, a principio de los noventa era uno de los autos GTI más rápidos del panorama.
Es hora de regresar, tras unas buenas horas callejeando la débil llovizna, aquí conocida como sirimiri nos acaba calando. Siguiendo el relajante paseo del río volvemos hasta el Tinglado, construcción representativa de la villa y presente en todas sus postales. Los Baserritarras (agricultores) se reúnen ahí semanalmente para comerciar con sus mejores productos en especial la Alubia de Tolosa, es muy reconocida pero tampoco podemos pasar sin comprar Piparras de Ibarra (Guindillas), los Quesos de Idiazabal, la Sidra y si somos golosones podremos degustar las Tejas y Cigarrillos, las Gorrotxas o las Bombas de Eceiza. Otras citas imprescindibles para los gastrónomos son el Asador Casa Julian , donde dicen que sirven las chuletas más sabrosas y el Museo Gorrotxategi sobre la cultura del dulce y la repostería.