De nuevo (y a raíz de este anuncio) comparamos lo que ha cambiado no solamente el mundo de la automoción en apenas veinte años, sino también su publicidad. Y es que a pesar de los medios audiovisuales actuales tan impactantes, opino que cuesta mucho toparse con un anuncio que sea original, cuente una historia y lo más importante nos saque una sonrisilla al acabar de verlo.
Este anuncio de 2001 cumple a la perfección todos estos requisitos. En él vemos a un entrañable fan de Elvis Presley haciendo bailar a su muñequito a costa de maltratar el cambio de marchas de su coche. Por si alguno todavía no lo ha visto, (los más jóvenes supongo), no quiero hacer spoiler, pero el anuncio trataba de elogiar la suavidad del cambio automático del Audi A4.
Volviendo a la tan manida pero inevitable comparación con los tiempos actuales podíamos decir que esta campaña se volvió viral, cuando en aquellos tiempos todavía no existía este término. Su éxito fue tal, que algún avispado decidió sacar al mercado muñequitos bailongos de Elvis, para colocar en el parabrisas y estos inundaron gasolineras y grandes superficies agotándose inmediatamente debido a la gran demanda.
Otra curiosidad del mítico spot era que la canción original "King of Road", en contra de lo que podíamos pensar no era del Rey del Rock, sino del artista Roger Miller con la que alcanzó un gran éxito en 1964. La versión del spot fue interpretada por un imitador de Presley, un tal James Brown que se hacia llamar "The King".
Este fotógrafo californiano (1927-2002) se forjó su prestigio en la revistaSports Illustrated, donde en los estadios de todo el país experimentó con nuevas tecnologías y automatismos, retratando atletas desde enfoques y ubicaciones como nadie había hecho hasta el momento situando al espectador en el medio de la acción.
A partir de 1963 dejó la revista deportiva para abarcar otros campos de la cultura popular estadounidense, siendo sus fotos portada de prestigiosas revistas entre ellas Life o Time. Zimmerman alternó sus publicaciones como free-lance, con otros trabajos publicitarios para empresas, entre ellas no podían faltar las tres grandes automovilísticas; Ford, Chrysler y GM.
Ello permitió a este fotógrafo colocar su inusual mirada y su cámara de fotos entre bastidores de la pujante y creativa industria formada por una legión de diseñadores y ejecutivos pulcramente uniformados, trabajando en equipo sin reparar en medios para dar forma aquellos autos tan icónicos como barrocos.
John G. Zimmerman tenía las puertas abiertas de talleres, centros y exhibiciones y recientemente podemos hallar una recopilación de sus trabajos titulada Auto America Car Culture 1950s-1970s,
Además de estas tomas casi académicas, en el libro hallamos capturas que juegan un poco más con los colores vivos, el desenfoque o instantáneas a pie de calle de la vida popular de aquellos años.
Impresionante documento donde vemos los primeros test en carreterarealizados en 1984 por la escuadra Martini Racing del S4, salpicado de imágenes de la factoría Abarth donde vemos los diferentes procesos de ensamblaje de esta bestia.
El piloto de pruebas del Grupo Fiat Giorgio Pianta, es el encargado de probar diferentes gomas y presiones y posteriormente le cede los mandos al piloto oficial Markku Alén. A un mortal como yo le sorprende la calma con que asiente Alen al finalizar el test, como si hubiera ido con un utilitario a hacer la compra semanal, cuando todos conocemos la peligrosidad de esta máquina infernal.
Un discreto Lancia Abarth S4, pintado en gris marengo nos vuelve a asombrar volando a ras de suelo, con el sonido de su aspiración, sus explosiones y llamaradas del tubo de escape y los chirridos de los neumáticos duramente castigados. Si todavía no lo han visto totalmente imprescindible...