En 1978 cuando se estrenó la serie Mazinger Z en España, un servidor contaba con apenas seis años. Eso da una idea del impacto que me causó la primera vez que ví al gigantesco robot en la pequeña (nunca mejor dicho) pantalla, a pesar de ser esta todavía en blanco y negro.
Nuestra generación todavía se nutría de dibus japoneses pero de otro índole, casi culebrones de niños abandonados por su madre, o niñas huérfanas que correteaban descalzas por los Alpes suizos o simpáticos animalillos que paseaban por el bosque. Por contra en Mazinger Z, los protagonistas eran unos adolescentes que todavía iban a la escuela pero ya conducían motos a toda velocidad y sobre sus estrechos hombros recaía la responsabilidad de salvaguardar la paz mundial luchando contra terribles monstruos mecánicos de 20 mtrs de altura fabricados como churros por el Dr. Infierno
Pero como se suele decir, lo bueno si breve dos veces bueno, y los nenes y nenas de mi generación apenas vimos 32 episodios de los 92 que se llegaron a producir en Japón. La leyenda negra dice que las madres españolas alarmadas ante el festival de destrucción y violencia, colapsaron las centralitas de TVE exigiendo su cancelación. Aunque se derribaban multitud de edificios, aviones, trenes o barcos, yo no recuerdo haber visto en escena ningún fallecido y los protagonistas salían siempre ilesos de las múltiples batallas, de modo que tal vez no fuera este el motivo real del porqué a los chavales españoles se les privó de dos tercios de la serie. 😕
Analizando con profundidad este impacto se pueden extrapolar conclusiones casi sociológicas sobre hábitos y usos sociales, eran tiempos en que todavía no existía el tan traído streaming actual, ni tan siquiera estaba el video, de modo que si no estabas sentado ante la pantalla justo a la hora de la emisión, te perdías irremediablemente el episodio y en el recreo de la E.G.B te quedabas sin tema de conversación.
El que esto suscribe era un fan total y llegué a coleccionar cromos, tebeos incluso a hacer comprar a mis progenitores unas figuras de plástico de tamaño considerable que disparaban proyectiles. Todo aquello quedó en el recuerdo, incluso se perdió físicamente con el pasar de los años, pero imaginaros mi ilusión recobrada cuando me enteré de la existencia de una recreación a tamaño natural de MZ. Y no estaba en su país natal sino en España, en Cataluña, en Tarragona.
Imaginaros mi nerviosismo y expectación al coger la salida de la autopista AP2 y dirigirme por la C37 hacia El Pont De Armentera. Luego fui siguiendo las indicación de los blogueros, pues no recuerdo si ya existía GMAPS, pero desde luego yo todavía no lo había descubierto, así que un poco a ojo fui deambulando con mi leoncito por una urbanización llamada El Mas del Plata. Y efectivamente ahí estaba plantado en medio de una plaza sin asfaltar que permitia estacionar a sus pies. Esa figura colosal e inconfundible, asomaba la cabeza por encima de pinos y postes cercanos, y blandía amenazador sus enormes puños al aire.
Por supuesto no perdí la oportunidad de retratarme junto a sus patorras. En contra del dicho aquel de que es "mejor no encontrarte y conocer cara a cara a tus ídolos no vayan a defraudarte", me pareció una recreación mas que correcta, sobre todo en cuanto a formas y proporciones.
Pero tal vez a estas alturas (nunca mejor dicho) os estaréis preguntando que hace aquí el Dios Demonio nipón, tan lejos de su piscina-garaje a los pies del Monte Fuji.
La historia de su creación se remonta a un lejano 1979, en plena efervescencia de la serie y es todo un canto al marketing oldschool. Que queremos vender una urbanización?, pues que mejor idea que erigir una especie de parque temático con figuras de los protagonistas de MZ. Ignoro si las casas de la urbanización se vendieron tan rápido, pero MZ se quedó allí solo esperando a su piloto Koji Kabuto, su planeador y a su media naranja Afrodita A.
Los años no perdonan a nadie ni a nada, el indestructible Japanium empleado (en realidad acero y fibra de vidrio) en su construcción, resiste bastante bien, la pintura en cambio ha perdido parte de su esplendor y aparecían algunos verdines.
Pero desde que tomé estas imágenes ha pasado algunos años y afortunadamente parece ser que el robot ha sido recientemente repintado. Otra excusa para volver a visitar a este ídolo de infancia!