Y como la situación continua sin estar para muchas salidas, tiramos de fotos de archivo para recuperar un viaje realizado hará ya mucho tiempo por tierras alavesas.
Por entonces todavía no contaba en mi poder con el MK3 y esa exciursion la realizamos con el otro coche de la familia un Leoncito 207 1.6 HDI 90 cv, Premium.
Así os invito a descubrir una zona bastante inhóspita, despoblada y caracterizada por un clima riguroso, pero a su vez rodeada de una naturaleza de belleza serena e indómita, con multitud de sierras por encima de los mil metros, y a sus pies bosques y pastos de hierba salpicados de escasos pero tranquilos pueblitos medievales. Si me queréis acompañar, esta entrada os desvelará algunos rincones de la comarca alavesa de La Cuadrilla de Campezo-Montaña Alavesa.
Para llegar a estas tierras enclavada entre tres provincias (Alava, La Rioja y Navarra) depende de nuestra procedencia ; lo podremos hacer desde diferentes carreteras, ya sea Vitoria, Logroño o Estella.
En mi caso llego desde la A1 a la altura de Salvatierra-Agurain, tomando la A- 2128 por el puerto de Opakua. La niebla tarda bastante horas después del amanecer en levantar, dotando de un aspecto fantasmal y amenazador a estas tierras y a sus habitantes bovinos, como si quisiera asustar a los advenedizos para que dieran la vuelta. Un paso canadiense aparece en medio de la niebla, sirve para confinar el ganado y evitar su dispersión.
Tomo otro desvió por la A-3134. Habrá que hacer tiempo para que escampe la niebla y en los alrededores de una ermita con un parque improvisamos un desayuno. Lamentablemente si no lo hace, no tendremos mas remedio que volvernos, no tiene sentido vagar entre tinieblas.
Allí se halla un árbol centenario declarado bien singular de Euskal Herria, gracias a sus 23 mtrs de altura y 18 de diametro. .
Pero finalmente la niebla desiste y al continuar la ruta nos depara otro paisaje más amable y acogedor. La primera parada es en la Parroquia de Cicujano.
Tras unos pocos Kms. surcando una carretera casi desierta, me topo con la primera localidad de cierta entidad de la comarca; Maeztu. Nos recibe una fuente de ocho caños de la cual brota agua fresquita, creo recordar que estábamos en invierno.
Encontramos palacios como el de Samaniego, que dan testimonio de la antigüedad pero también de la prosperidad de la población.
Al pasear por sus tranquilas callejuelas, jalonadas por casonas que lucen orgullosas en sus fachadas imponentes escudos de armas, se llega hasta la Iglesia de la Invención de la Santa Cruz, del siglo XV.
En un alero de su campanario vemos al Papamoscas, el habitante más ilustre de la villa. Es una figura humana que mueve su varita mágica al dar las horas.
Otro edificio singular de la villa es una antigua estación de tren reconvertida en ayuntamiento.
Siguiendo la ruta el siguiente pueblecito es Antoñana. Es una villa fundada en 1182 por el rey navarro Sancho el Sabio que todavía conserva sus murallas, en ocasiones estas son de entre cinco y doce metros de altura.
Antoñana es de esas poblaciones en la que el recinto amurallado con el tiempo ha perdido su sentido bélico y ha servido de apoyo para la construcción de casas.
Se puede acceder al pueblo situado en una loma a los pies del Parque Natural de Izki, por la puerta sur a los pies de la iglesia porticada de San Vicente Mártir, del siglo XVIII.
Antoñana es uno de esos lugares donde parece que el tiempo transcurre más lento, si no es que se ha detenido definitivamente.
Subimos y bajamos atravesando laberínticos pasadizos, soportales, escaleras, murallas con sus saeteras y torres, todo ello levantado a base de piedra y madera. Es un escenario digno del mejor decorado medieval de Hollywood.
Algunas casas nos sacan de este escenario de irrealidad. En este precioso decorado encontramos también la presencia de vida animal y vegetal.
En las afueras del pueblo se halla un monumento a las abejas, laboriosas productoras de una miel local muy renombrada con denominación de origen.
La ruta tiene un recorrido circular y en su vértice sur situado en Santa María de Campezo giramos otra vez hacia el norte para encarar la carretera que atraviesa el Valle de Arana paralela al río Islora.
Antes de abandonar el valle vale mucho la pena detenerse en Kontrasta, más allá de su curiosa denominación destaca su configuración de villa amurallada dividida en dos barrios partidos por la carretera. A un lado una plaza con una gigantesca fuente decorada con motivos animalescos...
y cruzando la carretera vemos un imponente conjunto pétreo, un templo fortificado, la Iglesia de La Asunción , a la cual se accede por un portal a través de la gruesa muralla.
Las murallas delatan la antigüedad de esta localidad que obtuvo su título de villa en el año 1256.
En pleno invierno y en un día de labor callejeando por la silenciosa y desierta Kontrasta, llegamos a tener la sensación de haber retrocedido en el tiempo hasta esa lejana fecha.
Al abandonar el valle aparece el amenazante y en muchas ocasiones nevado puerto de Opakua y la carretera A-2128 se va empinando hasta llegar a la cercana Salvatierra-Agurain.
La creación de esta villa data también de la Edad Media y su nombre se debe a que era un bastión defensivo. Protegida por altas murallas se hallan numerosas casas blasonadas, muchas de las cuales datan de los siglos XV y XVI.
En un extremo de la villa se alza en todo su esplendor otro de esos templos fortaleza típicos del gótico tardío; Santa María de Salvatierra.
Una de las principales actividades del pueblo a parte de la agricultura y ganadería, fue la fabricación de cerámica y azulejos decorativos hasta los años 70 del siglo pasado. En un muro encontramos una bonita exposición-homenaje a esta actividad tan artesanal y artística.
La importancia de Salvatierra-Agurain la pone de manifiesto el hecho de que cuenta con dos templos de gran tamaño. El otro de estilo barroco es el de San Juan y da nombre a la plaza del pueblo, donde se alza también el ayuntamiento. Agurain es parte del Camino de Santiago y una de las ciudades de renombre en estas tierras conocidas como La despensa de Alava, por sus extensos cultivos de patatas y cereal.
Estas tierras tan fructíferas han sido habitadas desde la prehistoria y uno de los restos más espectaculares que nos han llegado hasta nuestro días son los Dólmenes.
Los expertos cuentan que estas construcciones de la Edad de Bonce, como por ejemplo el situado en Eguilaz en los alrededores de Salvatierra, tenían un uso funerario y servían de lugar de enterramiento.
No sé si os haréis una idea por estas tomas, pero el peso de cada una de estas piedras estaría entre 5 y 10 toneladas y fue increíble el esfuerzo o la misteriosa habilidad de nuestros antepasados para levantar estos colosales monumentos megalíticos.
Y del ingenio prehistórico hasta el de nuestros días, pues no menos colosal fue la construcción del Pantano de Ullibarri, el cual ademas de abastecer la cercana Vitoria-Gasteiz y sus campos de cultivo, a falta de costa sirve de lugar de ocio para sus vecinos gracias a sus playas y parques.
El antiguo pueblo de Garaio fue abandonado para realizar la construcción del embalse y ahora tan solo es habitado por las cigüeñas.
He de confesar que estos tan solo son una pequeña parte de todos los conjuntos megalíticos, monumentos, pueblos medievales y bellas panorámicas que podréis encontrar si os decidís a visitar estas tierras históricas a pocos kms. de la capital del País Vasco.