lunes, 8 de agosto de 2011

AB JENKINS, LA LEYENDA DE BONNEVILLE


Es por todos sabidos que a los norteamericanos les chiflan las carreras de coches. Es muy importante matizar la diferencia fundamental entre las competiciones de motor a los dos lados del charco, a los europeos nos apasionan las curvas (en  circuito también) mientras los yankees las desprecian. ¿La razón de ello?,  tal vez tenga que ver con la orografía del terreno. En los EE.UU disponen de bastísimas extensiones de terreno llano, donde apenas aparece una colina, es por ello que asocian la palabra competición del motor (con algunas honrosas excepciones como la subida a Pikes Peak o la Formula Indy) a circuitos ovales o carreras de aceleración pura en linea recta, protagonizadas por Dragsters y en la obtención de récords absolutos de velocidad.
Esa ultima palabra " VELOCIDAD" con mayúsculas  es dogma de fe en Bonneville, casi tanto como la religión mormona.



Si nos fijamos en el mapa por satélite de los Estados Unidos Costa Oeste, en el estado de Utah a la altura de Salt Lake City veremos una enorme mancha blanca. En contra de lo que podía parecer desde las alturas,  no es nieve o hielo. Es sal. Esta sal es todo lo que quedo de un mar prehistórico, donde nadaban a sus anchas dinosaurios. Con algún cambio climático el mar se quedó dividido en varios  lagos, el más importante  Boneville, cuyo nombre se debe al el primer no indignena en llegar a aquel territorio. Junto al lago encontramos los Salt Flats. Estas son enormes extensiones de tierra lisa como el cristal, recubiertas por una fina capa de sal. Las que rodean a Salt Lake City tienen una extensión total de 160 millas cuadradas y  los primeros colonos que allá por el 1.810 atravesaron este mar yermo sufrieron severas cegueras y algunos perdieron la razón a causa de los espejismos. Otros que tuvieron peor suerte y se perdieron en este infierno,  tuvieron que recurrir al canibalismo para sobrevivir.
Actualmente los carros tirados por caballos de los colonos,  han dado paso en este inhóspito lugar a los curiosos artefactos motorizados de unos adorables chalados,  que buscan batir los récords de velocidad terrestre. Se trata de la Semana de la Velocidad de Bonneville
Muchos de vosotros queridos lectores habréis oído hablar de ella, también os sonará el nombre de Burt Munro, piloto motociclista legendario,  del que incluso se llegó a realizar recientemente un film. Estimo sin embargo que no seréis tantos los que conozcáis  la historia del verdadero pionero y responsable del auge de Bonneville. Ab Jenkins.

Boys of Bonneville Movie Trailer from Price Museum of Speed on Vimeo.


Jenkins no fue el más veloz y debe compartir la gloria con nombres como Malcom Campbell, quien abandonó la hasta entonces pista de cazarecords de Daytona y se fue al corazón de Utah con su Bluebird. Consiguió superar su propio  récord un lejano 3 de Septiembre de 1935, alcanzando los 400 Km/h. Con él se inauguró una serie de récords protagonizado por George Eyston, Jhon Rodhes, Craig Breedlove, Tony Green, Arthur Art y Gary Gabelich. Este hombre fue el primero y el último en alcanzar la vertiginosa velocidad de 1.000 Km/h en Bonneville. A partir de esas velocidades se estimó como más idónea la pista de Black Rock Desert en el desierto del Colorado.
Pero en ningún momento Bonneville ha caído en el olvido y sigue siendo una reunión habitual la primera semana de Agosto tanto para aficionados al motor como para competidores que quieren probar los limites de sus creaciones normalmente preparaciones caseras, conocidos como "Lakesters".
No obstante como decíamos David Abott Jenkins, conocido como Ab, fue el primero y el más carismático en competir en estas superficies saladas. ¿por qué os preguntareis? pues para empezar este mormón practicante de la religión de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de Los últimos Días es el poseedor del mayor número de récords mundiales de la historia del deporte,  y ojo al dato, en 1932 se convirtió en el primer y único hasta el momento hombre en conducir durante ¡ 24 horas seguidas !.

Ab Jenkins  nació en Spanish Fork, el 25 de Enero de 1883. Sus padres eran originarios del País de Gales y se mudaron a Salt Lake City en 1887. Tras la muerte de su padre se vio obligado a enrolarse en la construcción del ferrocarril entre Denver y Rio Grande. Allí trabajo como pintor y decorador de carteles, aunque también aprendió el oficio de  carpintero y constructor de casas, convirtiéndose en empresario y construyendo gran cantidad de edificios en la zona.
Jenkins  adquirió su primer automóvil en 1906 y la fiebre de las competiciones se fue apoderando poco a poco de él. Participó en varias carreras de resistencia en Atlantic City y en una loca carrera de velocidad (en aquel entonces),  recorrió la distancia que separa a New York de San Francisco en 86 horas y veinte minutos.
Fue en 1925 cuando un amigo suyo que había estado trabajando en la construcción de una carretera en las salinas le reta a una carrera contra el tren.

Jenkins no se lo piensa y bate al tren en más de cinco minutos. A partir de esa carrera Ab descubre el tremendo potencial de los Salt Flats. Jenkins tuvo una loca idea, demostrar de que seria capaz de pilotar durante  24 horas. La idea contó con la ayuda del fabricante  Pierce-Arrow que le facilitó un auto de 12 cilindros y 175 cv de potencia. Ab quería recorrer sin interrupción 2.400 millas (unos 3.862 Kms). La gente se rió de él pero con ayuda de unos amigos estableció un recorrido circular de 10 millas,  clavando estacas en las salinas.  Remolcaron un vagón de transporte de ganado para alojar los cronometradores y los talleres. Desmontaron el parabrisas y el guardabarros del Pierce-Arrows, Ab como única protección contaba con unas gafas de sol y una grasa que se esparció por toda la cara para protegerse del abrasador sol.

Su plan consistía en recorrer un promedio de 100 millas a la hora. Sus cronometradores le iban informando mediantes gruesos carteles de sus tiempos. Ab se permitía el lujo de escribir notas sobre la marcha y les arrojaba al pasar junto  a ellos. Tan solo paraba cada dos horas para repostar combustible. Ni siquiera entonces se bajaba de su vehículo y tan solo aprovechaba para beber y comer algo. Jenkins  atribuía esa resistencia física  a su religión que le impedía beber alcohol y fumar. ¡Ah y tampoco tomaba café!. Tras un día entero pilotando, Ab bajó sordo por el ruido de su motor.
Ab  había fallado en sus predicciones, no había recorrido 2.400 millas, al final fueron 2.710 a un promedio de casi 113 millas por hora.
Volvió a correr al año siguiente con otro Pierce-Arrows esta vez desafió a una tremenda tormenta con vientos de hasta 60 km/h. que se llevaron  por los aires las tiendas de campaña del personal. Ni el viento ni la tormenta impidieron conquistar otro nuevo récord de resistencia. Y a apunto de llegar a meta mientras pilotaba a mas de 125 millas por hora (unos 200 km/h) se sacó una navaja y se afeito saliendo del coche bien afeitado y bien aseado.

Las hazañas de Ab no pasaron desapercibidas a otros cazarecords como el ingles Sir Malcom Campbell o Geoge Eyston, Bonneville se estaba convirtiendo en visita obligada para todos aquellos que quisieran batir algún récord de velocidad terrestre.
Pero Jenknis no era un loco peligroso o un desequilibrado. Era todo un caballero y en el más puro Fair-Play,  cuando se enteró de que otro piloto John Cobb  intentaría batir sus registros de velocidad, Jenkins se desplazó a los Flats y puso a disposición de Cobb todo su equipo. Este batió sus registros pero el primero en alegrarse y felicitarlo fue el propio Ab Jenkins, en las salinas prevalecía el buen rollo por encima de la competición.
Pero el mormon estaba dispuesto a contratacar. En 1939 Jenkins trajo a Bonneville su nuevo bólido. Lo llamo el Meteoro Mormon III.
Era un diseño de de Auguie Dusenberg,  tenía de cabo a rabo nada menos que 6 metros y 40 cms. Estaba impulsado por un motor de avión de 12 cilindros capaz de ofrecer una potencia de 750 cv a 2.000 rpm. Estaba preparado para alojar dos motores de avión curtis,  sin embargo el segundo nunca fue utilizado. De haberlo hecho se estimaba su velocidad punta en unos 400 millas por hora (unos 643 kms/h). El vehículo estaba equipado con gomas Firestone. Tenía un deposito de gas con capacidad de 493 lts. Por supuesto este auto no fue diseñado en un Pc ni testado en un tunel del viento...para probarlo ya estaba Jenkins. En una de aquellos test el meteoro se incendió y Jenkins tuvo suerte de salir con vida en medio de las llamas. Tan solo dos semanas más tarde tanto Ab como su meteoro mormón estaban listos para atacar todos los récords.

La popularidad de Ab entre sus vecinos hizo que le eligieran alcalde de Salt Lake City a pesar de que nunca se presentó a las elecciones ni hizo ningún discurso. El alcalde más racing de la historia ocupó este puesto hasta 1943.
En 1940 el recién elegido alcalde protagonizó una de sus gestas mas sonadas. A sus 57 años ya no estaba físicamente preparado para hacer una de sus legendarias cabalgadas en solitario de 24 hrs. Así que contrató los servicios de otro piloto, Cliff Bergere. Bergere era un consumado volantista que había participado en la Indy y también era "cascadeur". Ambos batieron el récord de velocidad de las 24 hrs, con un registro de 161, 8 mph. Este récord no sería batido hasta 1990, 50 años después y por un equipo de ocho pilotos. Jenkins condujo 14 horas por 10 de Beregere, este se deshizo en elogios a su compañero nada mas bajarse del meteoro Mormon, dijo" Me quito el sombrero ante Jenkins, cualquier hombre que pueda conducir durante seis horas seguidas al ritmo de Ab, es una maravilla. Yo nunca ví antes nada como esto"
Muchos fabricantes tantos de autos como de neumáticos emplearon a Ab para comprobar la resistencia de sus productos, el mismo Jenkins se jactaba de ser el hombre que mayor numero de ruedas había reventadas.

El día del trabajo de 1950 batió nada menos que 26 records mundiales y estadounidenses en sus amados Salt Flats, alcanzó una velocidad máxima de 200 millas por hora en un circuito de 12 millas, estableció los records mundiales de velocidad en la distancia de 100 millas, haciendo una media de 296 Km/h y en las 200 millas , consiguiendo una media final de 307 km/h. Además se adjudicó la velocidad media más alta para un motor en una hora de funcionamiento continuo , llegando a una media de 305 km/h. Recordemos que todas estas hazañas las consiguió a la edad de 67 años de edad.
Por cierto lo que nunca ha podido ser batido hasta nuestros días es su registro de velocidad de 48 horas. En 1936 rodó con Babe Strapp, su piloto de refuerzo durante 48 horas a un promedio de 148,64 millas. Esto es lo que yo llamaría un tipo infatigable.
Jenkins  fallecía el 9 de agosto de 1956 en Winsconsin donde había ido a conducir el coche de seguridad para una competición local.
Ab Jenkins es tal vez uno de los nombres más injustamente olvidados de la historia del motor, sin embargo fue un símbolo entre sus conciudadanos y especialmente en la comunidad mormona,  muy abundante en el estado de Utah.
El Meteroro Mormon  III cómplice de las gestas velocisticas de Ab,  estuvo durante mucho tiempo expuestro en el capitolio, donado por Jenkins por el simbólico precio de un dolar. Ya muy deteriorado por el paso del tiempo fue sustituido por una estatua de bronce,  y el autentico fue restaurado por el hijo de Ab y actualmente ocupa un lugar de honor en un museo de la zona dedicada a la semana velocidad de Bonneville.

4 comentarios:

  1. Xavi si te interesa, tambien tienes una pelicula sobre su vida que se titulaba Boys of Bonneville...

    un saludo

    nacho

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  2. Hola Nacho, la verdad que las hazañas de este tío dan para una peli de las buenas.
    Saludos.

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  3. un ejemplo a seguir el amigo Ab.
    y tu post también.
    mañana publico un post sobre los autos de este señor, y tu post es referencia inevitable,
    nobleza obliga.
    feliz año para ti amigo mío!

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    Respuestas
    1. hola Gaucho

      Me encantan este tipo de personajes tan epicos, era un enfermo de los coches y la velocidad.

      Deduzco por tu comentario que te has hecho con una 1/43 del meteoro mormon, ummm que interesante.

      Feliz año nuevo!

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