En la tradición japonesa existen Siete Deidades de la Buena Fortuna. El numero siete es un numero mágico y portador de buena fortuna según sus creencias. En este post rendiremos tributo a siete autos nipones que reunían fabulosos poderes tecnológicos.
Durante la segunda mitad del siglo pasado la economía nipona creció de una manera espectacular y una parte muy importante de esta riqueza la generó la industria automotriz. Una nación arrasada a causa de la Segunda Guerra Mundial llegó poco despues de tres décadas a superar a su contrincante bélico en la producción de automóviles, siendo el primer país que desbancaba a la hasta entonces intocable industria automovilística estadounidense.
No obstante a pesar de tener una notable fiabilidad mecánica y un buen refinamiento tecnológico, los productos japoneses cargaban con el sambenito de ser inferiores en prestaciones, carácter, estilo, y sensaciones a los mejores purasangres europeos o norteamericanos.
Eso fue así hasta la década de los 90 cuando surgieron del País del Sol Naciente una quinta gloriosa de Gran Turismos, sus productos más extremos hasta el momento, auténticos samurais capaces de retar orgullosos a cualquier rival y salir airosos.
Y lo lograron a pesar del famoso "pacto entre caballeros" por el cual la potencia máxima de los constructores nipones no excedía de 280 cvs en los autos de serie.
MAZDA RX-7 FD (1991-2002)
Su principal baza era un motor rotativo de dos rotores y dos turbos de funcionamiento secuencial que entregaban 255 cvs asegurando un rendimiento lineal a cualquier régimen de giro.
Tal vez su mayor acierto era el de ser un deportivo a la vieja usanza, propulsión trasera, sencillo, ligero, ágil, corto de batalla y de vías no muy anchas.
A pesar de contar con un eficaz comportamiento gracias a un autoblocante Torsen, el RX-7 requería experiencia y buenas manos por parte de su conductor para sacarle el máximo partido.
MITSUBISHI 3000 GT (1990-2001)
Toda una exhibición de electrónica al servicio de las prestaciones y el comportamiento dinámico; dirección en las cuatro ruedas, tracción total, suspensión activa y alerón trasero activo.
SUBARU SVX (1991-1996)
Su futurista carrocería obra de Giugiaro con una peculiar superficie acristalada trasera, disfrazaba el talante de una lujosa berlina dentro del cuerpo de un cupé. El invento no acabó de cuajar comercialmente.
HONDA NSX (1990-2005)
El Ferrari Japonés, aunque le faltaba el glamour de los productos del Cavallino Rampante lo compensaba con una concepción vanguardista y un enfoque de superdeportivo eficaz capaz de ofrecer a sus mandos las más gratificantes sensaciones de pilotaje.
Para ello el NSX conjunto un elaborado chasis monocasco construido enteramente en aluminio (el primero de la historia en un auto de serie) y un VTEC de 6 cilindros montado en posición central heredero de la antaño gloriosa participación de la compañía en la F1.
Parte de la responsabilidad del delicioso comportamiento dinámico del NS-X R, recayó en los hábiles manos y en los sabios consejos de Senna.
Parte de la responsabilidad del delicioso comportamiento dinámico del NS-X R, recayó en los hábiles manos y en los sabios consejos de Senna.
Su participación en el prestigioso campeonato GT Nippon se saldó con tres títulos de pilotos y otros tres de constructores.
Tuvo una versión Targa y varias evoluciones que culminaron con la edición limitada del R GT.
Tuvo una versión Targa y varias evoluciones que culminaron con la edición limitada del R GT.
El año pasado la marca decidió resucitarlo en forma de Super híbrido, pero a juzgar por la desastrosa participación de Honda en la F1 mucho nos tememos que no desate tantas alabanzas como su antecesor.
TOYOTA SUPRA BITURBO (1992-2002)
Toyota no podía permanecer impasible ante el éxito de su más directo competidor y poco después decidió construir una bestia infernal de 330cv y propulsión trasera.
Pero el planteamiento del Supra Biturbo fue muy diferente al del NS-X. El Toyota era un GT no tan refinado y fiero como su rival, aunque la fuerza sopladora de sus dos turbos podían dejar atrás al Honda en maniobras de aceleración y recuperación.
Pero el planteamiento del Supra Biturbo fue muy diferente al del NS-X. El Toyota era un GT no tan refinado y fiero como su rival, aunque la fuerza sopladora de sus dos turbos podían dejar atrás al Honda en maniobras de aceleración y recuperación.
Esa épica rivalidad mencionada arriba, fue patente en el campeonato GT japonés donde cosechó cuatro títulos de pilotos (uno a manos de Pedro Martinez De La Rosa) y dos de constructores.
Su mayor signo distintivo era su gigantesco alerón trasero. Para los amantes de la conducción a cielo abierto estaba disponible también versión Targa.
A raíz de su participación en la saga Fast&Furios fue muy demandado para preparaciones especiales, algunas de las cuales gracias a la robustez de su propulsor llegaron a alcanzar los 1.000 cvs de fuerza.
Este Targa, conocido como Fairlady Z en su país, en su momento era el auto más tecnológico y prestacional de la gama Nissan ¡superando incluso a las versiónes GT-R Skyline!.
Dos turbocompresores de soplado muy suave daban vidilla al V6 a 60º y válvulas de alzado variable, llevándolo hasta la potencia máxima permitida en Japón de 280 cvs.
Donde no había limite de desarrollo alguno era en el chasis y en ese apartado Nissan realizo un despliegue tecnológico consistente en un sistema de cuatro ruedas directrices y control de tracción, gracias a ello a pesar de sus prestaciones (250 Km/ h y 6 segs de 0 a 100) nunca fue un coche brusco ni difícil de conducir.
NISSAN SKYLINE GT-R (1989-2018)
La saga GT-R es un ejemplo de voluntad, tenacidad y de fidelidad japonesa, pues ha llegado hasta nuestros nuestros días partiendo desde los años 70 del siglo pasado, mejorando con cada nueva evolución. Durante esa década prodigiosa de los noventa, existieron tres evoluciones a cual más excitante el R32 (1989-1992), el R33 (1995-1998) y R34 (1999-2002).
Para los mas exigentes, Nissan lanzó versiones limitadas como las V Spec con mejoras tanto mecánicas como estéticas.
Si has llegado hasta aquí y te tienta hacerte con uno, lamentablemente en España la oferta es escasa y por tanto los precios son muy elevados. Pero en su país de origen puedes encontrar una unidad de estos vehículos en buen estado por tan solo unos 6.000 euros!. En Japón hay macrosubastas públicas como la USS Tokyo, donde en gigantescos parkings repletos de autos podemos encontrar cualquier marca y modelo nipon que busquemos en gran estado de conservación, incluso podremos pujar desde casa a través de Internet. El problema es que traer una unidad a Europa corre a cargo del comprador y una vez aquí el proceso de homologación puede ser farragoso, (imagínate la cara de un funcionario de la ITV al ver una ficha técnica escrita en Japonés). Y por supuesto habremos de acostumbrarnos a circular con un volante a la derecha.