viernes, 2 de marzo de 2018

LAS CARRERAS EN EL MUNDO ANTIGUO


El espíritu de competición y la pasión de la velocidad siempre nos han acompañado, desde mucho antes de la invención del motor de explosión aplicado al automóvil por parte de Siegfried Marcus, a finales del siglo XIX.
En un principio el descubrimiento de la rueda aplicado a las carretas o carruajes de tracción animal  tuvo un uso práctico,  como medio de transporte,  pero nuestros ancestros no tardaron en darle un uso lúdico o competitivo.
Sorprendentemente como veremos en este post a través del tiempo,   las carreras de hace varios miles de años se convirtieron en uno de los espectáculos más multitudinarios del mundo clásico, desarrollando toda una industria especializada y convirtiendo en ídolos de masas a campeones (y campeonas).
Uno de los vestigios más antiguos lo halló Howard Carter en la fabulosa tumba de Tutankamón, entre el fabuloso tesoro del faraón se hallaron seis carruajes, algunos militares otros ornamentales pero el que mas despertó la curiosidad de los arqueólogos fue uno que carecía de todo tipo de decoración y era muy liviano y en lugar de  cuatro tenía seis radios, estos estaban hechos de una madera más flexible cumpliendo la función de una primitiva suspensión, además disponía de un sistema para lubricar el eje. Todo ello llevó a los especialistas a afirmar que se trataba de un carro deportivo de hace 3.300 años que Tutankamón usaba para surcar sus vastos territorios a una velocidad infernal. 
Algunas teorías basadas en el estudio de los restos del joven faraón apuntan en la dirección de que su prematuro final pudo tener lugar debido a una herida mal curada o infectada por un fuerte impacto a causa de una caída de su monoplaza. 
El peculiar artefacto capaz de alcanzar con dos caballos los 45 Km/h lo encontramos expuesto en el Museo de Luxor.
En la Ilíada de Homero, concretamente en el canto 23, encontramos la primera referencia escrita  sobre una carreras de la antigüedad.  se cuenta en los cantos fúnebres a Patroclo, compañero inseparable de Aquiles. Para rendirle homenaje por todo lo alto se convocaron unos juegos, donde entre las múltiples disciplinas deportivas,  hubo una carrera de carros. 
En este obra también encontramos el posible origen de la palabra automóvil, en concreto podría derivarse de Automedonte, hábil auriga del carro de combate de Aquiles.

Durante el periodo Helenístico, las carreras de carruajes fueron incorporadas a los Juegos Olímpicos. Allí encontramos los primeros circuitos de arena con gradas para el público, con capacidad para hasta 10.000 espectadores, denominados Hipódromos,  su trazado consistía en un par de largas rectas separadas por la Spina un murete ornamentado con enormes obeliscos entre ambas calles al que los participantes debían dar vueltas.
En la antigua Grecia eran los nobles quienes sufragaban los gastos del material mientras los pilotos eran esclavos o personas de baja alcurnia social, pues a diferencia de los romanos para ellos el deporte tenia un carácter amateur y lejos de amasar fortunas lo usual para los participantes de las cuadrigas era resultar herido o muerto. 
A pesar de que hombres y mujeres gozaban de los mismos derechos,  por tradición en las Olimpiadas solamente participaban hombres, pero una princesa Espartana, llamada Cinisca generó una revolución feminista al inscribirse en las carreras convirtiéndose en la primera mujer en ganar unos juegos olímpicos, y se hizo con la corona de flores por partida doble en los años 396 ac y 392 ac. 
En el Santuario de Olimpia encontramos aun hoy en día una inscripción en su honor:
 " Reyes de Esparta son mis padres y mi hermanos
Cinisca , vencedora con un carro de veloces corceles
erijo esta estatua y me declaro como la única mujer 
de toda Grecia que ha ganado esta corona."
Ya en el Imperio Romano las carreras se profesionalizan y pasan a ser unos de los espectáculos favoritos por los ciudadanos. 
A diferencia de Grecia,  en Roma se movía mucho dinero en torno a las carreras y existieron empresas especializadas en estos eventos, proporcionando los mejores caballos y carros y entrenando a los  pilotos, quienes iniciaban su carrera con la ambición de algún día llegar a ser famosos y millonarios, para ello debían superar un indice de mortalidad muy elevado, a pesar de contar con un equipo de protección consistente en casco y peto de armadura, pues en caso de caída lo mas probable era resultar arrollado por las demás cuadrigas. 

Era tal la fama y la adoración por los pilotos que llegaron a eclipsar hasta los mismos emperadores, se cuenta que el extravagante Nerón para lavar su imagen pública tan nefasta de tirano y parricida llegó a participar en carreras de cuadrigas, naturalmente hizo uso de toda su influencia y poder para asegurarse las victorias. Un bochornoso ejemplo lo hallamos en la carrera de las Olimpiadas disputados en la ya por aquel entonces provincia romana de Grecia. Nerón corre con una cuadriga con seis caballos de más (la reglamentación solo permitía cuatro caballos de ahí su nombre) y a pesar  de ello cae estrepitosamente a las pocas vueltas salvando de milagro la vida, pero después de la carrera soborna a los jueces para inscribir su nombre como ganador.

En las carreras Romanas, ademas se instaura el sistema de escuderías, (había equipos denominados por sus colores;  blanco, rojo, verde y azul, morado, dorado).
Nos sorprenderá establecer algunos paralelismos con la actualidad deportiva, pero algunos prestigiosos pilotos eran tentados a cambiar de equipo con generosas sumas de dinero, generando airadas controversias entre sus seguidores.

Al acabar una temporada consistente en unas sesenta carreras era tradición de los legionarios romanos soltar una golondrina pintada con los colores de la escuderia triunfante aquel año, esta durante su migración hacia los países mas cálidos portaba por aire la noticia a sus compañeros desplazados en África.
Cayo Apuleyo Dioclés
Y hablando de provincias romanas, en Hispania, encontramos tal vez al mejor piloto del Imperio. Nacido en Emérita Augusta (Mérida) en el siglo II se llamaba Cayo Apuleyo Diocles, nuestro paisano llegó a amasar durante su longeva carrera profesional la inmensa fortuna de casi 36 millones de sextercios romanos, cantidad suficiente para pagar durante casi un año a todas las legiones romanas. 
Ademas en nuestro país las carreras también gozaban de un gran prestigio, capaz de convocar a en el Circo Romano de Tarraco (Tarragona) a un número superior de espectadores que cualquiera de los gladiadores, cantantes o actores que pudieran pasar por allí. 
Antiguo hipódromo Estambul
Las carreras continuaron siendo bastante populares en el Imperio Bizantino, pues el emperador Constantino prohibió los combates de gladiadores. 
El estadio de Constantinopla estaba conectado al Palacio del emperador y a la Iglesia de Santa Sofía, los lugares más emblemáticos de la ciudad actualmente denominada Estambul
En aquel periodo estaban de moda los equipos verde y azul y como sucede en la actualidad con las hinchadas de fútbol muchos ciudadanos vestían en los hipódromos los colores del equipo de  sus amores. Como en toda aglomeración demasiado numerosa de público llegaron los disturbios;  siendo el de Niká uno de los peores de la historia, generando una revuelta popular con muchos miles de fallecidos. Debido a este lance y a los elevados costes que las carreras suponían para el erario público, fueron progresivamente desapareciendo. 

8 comentarios:

  1. Vaya, en Mérida están los restos de una "pista" de carreras de cuádrigas, pude verla en directo y aun se ven huellas de lo que fue. Recuerdo que me pareció más pequeño de lo que pensaba...
    Igual fue como el "Jarama" de la época!

    Saludos, muy curiosa entrada, te felicito!

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    1. De Mérida ademas era el figura de la época Cayo Apuleyo.
      Los romanos construían de maravilla, miles de años después y ahí siguen sus construcciones.
      Me gusta la historia y ademas las carreras y vi una forma de relacionar ambos temas.

      abrazos!

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  2. Muy interesante.
    En mi breve visita a Roma hace un par de años, estuve en una plaza (creo que era la plaza Navona) que antes habìa sido un estadio, quizàs en èl hicieran competencias de estas.

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    1. segun la wikipedia;

      "Construido en el Campo de Marte por el emperador del mismo nombre, el Estadio de Domiciano no poseía spina ni lugares para la salida de caballos en las carreras de carros. La Plaza Navona ocupa el emplazamiento del estadio y ha conservado sus dimensiones y su forma".
      Era un estadio para competiciones atléticas en la Antigua Roma.

      Parecía mas destinado a otros usos.

      Saludos!

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  3. Como Licenciado en Historia que soy, quisiera agradecer enormemente el post que has publicado. Toda una delicia de lectura para quienes sentimos admiración y fascinación por las épocas pasadas.

    Lo cierto es que es digno de resaltar como la pasión por las carreras y la velocidad se pueden remontar tantos siglos atrás, lo cual es fiel reflejo de que a pesar de la diferencia temporal, cultural y tecnológica, hay cosas que nunca cambiarán. Los gladiadores, por ejemplo, no siempre luchaban "a muerte" y en ocasiones sus combates eran meras representaciones ensayadas, como ocurre con los combates de Pressing Catch, aunque éstos se escondían bolsas de piel llenas de sangre bajo las armaduras.

    Un saludo ;)

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    1. Me alegro que todo un licenciado en Historia como tú de el visto bueno al post, pues yo solamente soy un simple aficionado al tema.

      Como recalcas, a pesar del salto enorme en el tiempo en esencia seguimos siendo humanos y no hay tanta diferencia con nuestros ancestros como podría parecer, en nuestras pulsiones, pasiones y aspiraciones, una de ellas la velocidad y el espiritu competitivo de las careras.

      Un abrazo!

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  4. Excelente entrada; me encantó la historia de Cinisca, el polo opuesto a Carmen Jordá.
    Abrazo!

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    1. Al parecer fue la antecesora de la Michelle Mouton, la primera amante de la velocidad superando a sus congéneres masculinos.

      Abrazos!

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