A escasos 15 minutos de San Sebastian se halla la histórica villa de Hondarribia. Esta antigua villa marinera lo tiene todo para enamorar de primeras al viajero, en un entorno reducido tenemos a nuestra disposición un buen número de monumentos históricos, callejuelas pintorescas, puerto, playa y montaña. Seguro que las fotos y este reportaje no reflejará su encanto, pero lo intentaremos.
Fuenterrabia fue su nombre castellanizado durante siglos, recuperó hace relativamente poco su primitivo nombre, cuyo significado es "vado de arena".
Conocida popularmente como Ondarribi, es la ciudad más oriental de Euskadi y está situada en un paraje privilegiado, a las faldas del Monte Jaizkibel, junto a la desembocadura del río Bidasoa, forma parte de la Bahía de Txingudi una frontera natural con Francia.
Una vez allí, para internarse en el casco histórico lo aconsejable es dejar aparcado el coche y recorrer a pie sus intrincadas calles.
Ondarribi es actualmente la única ciudad Guipuzcoana que conserva murallas renacentistas. Sus baluartes, puentes levadizos, fosos y almenas soportaron con firmeza a lo largo de la historia nueve sitios.
Elemento vital para aguantar dichos asedios eran los pozos como este denominado del Francés, su profundidad de 15 metros siempre aseguraba el preciado liquido elemento.
Un buen sitio para entrar a la villa amurallada es la Puerta de Santa María, coronada por un escudo de la ciudad datado en el 1694.
Nada mas entrar por la puerta, a mano derecha hay un rinconcito adorable formado por la Calle del Obispo.
La Calle Mayor, una cuesta empedrada salpicada de antiguos palacetes con aleros, blasones y balcones de hierro forjado, nos conducirá a la Iglesia parroquial Santa María de la Asunción y del Manzano, construida entre los siglos XV y XVI.
Una vez coronada la Calle Mayor aparece el imponente Castillo o Palacio de Carlos V, una mole pétrea de seis plantas, actualmente de uso civil como Parador de Turismo.
En la Plaza de Armas, llamada así porque servía a la soldadesca para ejercitarse, es recomendable visitar el Centro de Información Turística, y sentados en una terraza de la plaza con un café en la mano, estudiar tranquilamente los folletos informativos.
En la plaza de Armas ya encontramos las casas típicas de la zona, con balcones y contraventanas de madera pintadas generalmente de colores verde, azul o rojo.
La plaza de Gipuzkoa es otro de esos rincones de postal que nos regala Hondarribia, una placita en pleno casco medieval con pórticos y unas piezas de artillería unidas por cadenas delimitan un espacio adoquinado donde se dan cita diversos actos culturales al aire libre.
Saliendo de las empinadas callejas del casco historico y dirigiendonos hacia el mar nos topamos con el Barrio de la Marina. Las antiguas casas típicas de los pescadores de la villa han encontrado una segunda actividad en el sector de la hostelería. Las calles peatonales de Santiago y San Pedro pues, son ideales para que el viajero reponga fuerzas, en especial degustando la cocina marítima de la zona.
Para bajar la comida (o cena) no hay nada mejor que una caminata por el paseo marítimo, pero tranquilos los perezosos, como indicaba anteriormente Hondarribi es una villa de dimensiones reducidas y no hay que andar mucho para toparse con el puerto deportivo y la playa.
Pero no os hagáis demasiadas ilusiones, la playa en el País Vasco no siempre es sinónimo de sol, en tal caso no os desaniméis hay otros lugares de interés para proseguir la visita.
Hondarribia sigue teniendo un puerto pesquero activo con modernas instalaciones, gestionado por los pescadores de la cofradía de San Pedro.
En el extremo de la villa podemos encontrar el Faro de Higuer, otro testimonio del importante trasiego marítimo de esta bahía.