Esta vez me gustaría recordar y haceros también participes a vosotros de un viaje por La Rioja.
Mas allá de los tópicos gastronómicos y en especial de su gran producción vitivinícola, esta comunidad guarda una gran belleza paisajística, rincones con encanto natural, villas medievales con sus castillos y murallas, otras joyas arquitectónicas y un gran patrimonio cultural.
Como base de operaciones tomamos Ezcaray, villa turística con gran número de alojamientos turísticos y viviendas de segunda residencia pero que ha sabido preservar a la perfección sus señas de identidad histórica.
Uno de los principales reclamos turisticos, especialmente en invierno, es la Estación de esquí de Valdezcaray, situada en un puerto de montaña en plena Sierra de la Demanda. Es una subida de poca pendiente pero bastante larga y que nos permitirá, fuera de temporada de nieve, disfrutar un poco al volante por sus curvas y sus estupendas vistas.
Para aprovechar la tarde visitamos Santo Domingo de la Calzada. Es la capital de la Comarca del Oja y una ciudad medieval parada obligatoria del Camino de Santiago. Esta población es famosa por los milagros del santo que le da nombre, es conocida por el dicho, "Santo domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada".
Una de sus monumentos más visitados por los peregrinos es su catedral donde destaca la Torre Exenta, con vistas privilegiadas desde sus 70 metros de altura.
A la mañana siguiente tocaba madrugar porque teníamos programada una visita a unas bodegas del siglo XVI, excavadas bajo tierra en la población de San Asensio.
Allí nos enseñaron las laberínticas instalaciones subterraneas que son conocidos en la región como "calados", donde guardaban sus cubas, nos explicaron el complejo proceso de almacenaje, fabricación de este oro rojo y además pudimos degustarlo en una cata de vinos.
Y si hablamos de vino una de las ciudades más ligadas a su producción de todo el Norte de España, esta es Haro. Cuna de multitud de bodegas riojanas de renombre. Su nombre curiosamente deriva de una deformación de Faro, al parecer uno que había sobre el Río Tirón.
Se tiene constancia de la existencia de Haro, ya desde el lejano 1040 en documentos escritos por Alfonso VIII, concediendo sus fueros en 1187.
Paseando por sus calles me topé con unas minimotos clásicas, una Honda ST y una Newteam, unos diminutos jugetitos que curiosamente portaban mátriculas francesas.
En la Comarca de Haro, se pueden encontrar un buen número de pueblitos de calles empedradas, antiguas casas solariegas, murallas, plazas porticadas y grandes iglesias de elevados campanarios. Un ejemplo de todo ello unido y preservado a la perfeccion es Briones.
Una de las vistas mas espectaculares sobre el Ebro la obtendremos sin duda desde San Vicente de la Sonsierra. No sin antes realizar el sacrificio de subir por una empinada escalinata hasta su castillo-fortaleza-iglesia de Santa María declarada monumento nacional. No dejo de admirar el tremendo esfuerzo logístico que supondría en su tiempo transportar esas pesadas piedras hasta tan alto.
La cercana localidad de Casalareina debe su nombre a Juana la Loca, (madre del emperador Carlos I), quien se alojó durante un tiempo en el Palacete de los Condestables.
Tampoco podemos olvidarnos de visitar el Monasterio de Nuestra Sra. de la Piedad construido en estilo plateresco entre 1514 y 1524, en el que destacan un espectacular portico y unos elaborados claustros.
El magnifico conjunto monumental de la villa es completado por la Iglesia de San Martín y el centenario puente sobre el río Oja.
Esta tierra nos ha legado multitud de castillos , al ser un territorio histórico fronterizo entre los reinos de Castilla y Navarra proliferaron los bastiones defensivos. Un ejemplo de ello es el de Cuzcurrita, situado junto al río Tirón conserva un pequeño y centenario molino y su orgullosa torre del homenaje. Actualmente es, como no, sede de una bodega.
No muy lejos de esta villa, perdida entre viñedos y en medio de un paisaje rural se alza la Ermita de Sorejana, un templo románico del siglo XIII con posteriores reformas góticas durante el siglo XIV.
El desplazamiento hasta la localidad de Sajazarra bien merece la pena, si como es mi caso te gustan las poblaciones medievales y los castillos. Este ha servido de vivienda hasta nuestros días y por ello se encuentra en un perfecto estado de conservación. Su tamaño es imponente y la población entera queda bajo la sombra enorme de su torre del homenaje y sus numerosos torreones y almenas.
Dentro del casco medieval no podía faltar la iglesia monumental. pero otro de las sorpresas de esta villa la encontramos al salir del recinto amurallado, allí un apacible parque forestal obsequia al viajero con un fresquito paseo a orillas de un riachuelo.
Desgraciadamente el tiempo de estancia en estas tierras toca a su fin, pero antes de emprender el viaje de regreso a casa, las guías de viaje recomiendan hacer una parada en un pueblecito encaramado sobre unos riscos verticales. Es tan pequeño y recóndito que nos costó lo suyo encontrar Cellórigo, conocido como el Balcón de La Rioja, pero valió la pena pues desde sus alturas divisamos toda la región.
Nos quedan todavía algunos lugares para visitar pero aunque lo apuramos al máximo, el fin de semana toca a su fin y todavía nos queda el viaje de regreso a casa, pero esta es de esas tierras que atrapa y de las que cuesta despedirse.