UN VIAJE DE 8 AÑOS

Imagino el blog como un un largo viaje a través de todo el mundo, hecho tan solo por el placer de descubrir nuevos horizontes, de salir de la rutina, de conocer gente, seguramente más interesante y versada que yo. Un trayecto por la carretera de Internet que parece estimular siempre la imaginación y el conocimiento con nuevos e incesantes hallazgos.

Personalmente durante este viaje he huido de las carreteras y atajos fáciles que conducen siempre a lo mismo y me he internado por sendas algo más desconocidas e intransitadas,  pero para mi más gratificantes. 

También me interesan los viajes en el tiempo, en especial hacia el pasado, no porque me gusten más los coches antiguos, es porque simplemente eran coches y punto. Los coches del presente me aterran, llenos de plásticos innecesarios,  pantallas llenas de interminables menús y submenús y gadgets electrónicos de supuestas ayudas para mi de dudosa utilidad, a bordo solo necesito y soy feliz con un volante, tres pedales y a lo sumo una radio donde escuchar buena música. 

Y que decir del futuro? Seguramente el genial Kubrick en su famosa odisea espacial ya nos mostró que las maquinas electrónicas irremediablemente llegarían a un punto que serían capaces de pensar por si mismas, se darían cuenta de la debilidad y vagancia humana e intentarían acabar con nuestra especie, llegado ese momento el último lugar donde me gustaría estar es encerrado en un coche autónomo. 

Pero retomemos el viaje,  durante todo este tiempo nunca he estado solo. No me gusta viajar en multitudes pero sí contar con un selecto grupo de expedicionarios, (amigos blogueros y comentaristas asiduos) porque viajar en solitario siempre es algo más aburrido y menos enriquecedor, además brinda la posibilidad de realizar visitas a otros blogs y pasar un tiempo agradable departiendo  en sus siempre acogedoras casas. ¡Gracias por abrirme siempre vuestras puertas y mostrarme su valioso contenido!

Pues bien este viaje a través del vasto mundo de la red y sus habitantes ya dura ocho años, debo reconocer últimamente con mucho menos motor pero con más bagaje en el maletero,  pero seguimos en marcha y seguiremos en la carretera hasta que se acabe la gasolina o prohíban los coches antiguos por promover el apocalipsis climático o la inseguridad vial, o peor incluso;  que nos prohíban escribir sobre lo que pensamos, paso previo a que finalmente nos prohíban pensar.