Continuamente los sectores más agoreros nos amenazan con la llegada del Peak Oil, el cenit de producción de petróleo y derivados. Aseguran que contrariamente a lo sucedido otras veces, la escasez o carestía de combustibles ha llegado para quedarse. ¿Os imagináis a nuestras queridas máquina consumidoras del preciado combustible fósil, reducidas a simples goitiberas con las que deslizarse cuesta abajo por una cuesta pronunciada?.
Crisis petroleras ya se han producido con anterioridad, y cada generación y pueblo que las ha padecido, las ha combatido con ingenio.
Una de las más severas se produjo en nuestro país entre los años 40 y 50. En esa triste época de posguerra con el país surgiendo de sus cenizas y en plena etapa de Autarquía Franquista, debido al desabastecimiento de petróleo algunos coches, camiones, autocares y vehículos industriales españoles, continuaron funcionando gracias a la combustión del gasógeno.
Aquellos automóviles portaban una especie de quemador colocado generalmente en la parte trasera.
Estas "cocinillas" se alimentaban de combustibles tan variopintos como carbón, madera, piñones de aceitunas, cáscaras de frutos secos, o incluso de serrín. Todo ello combinado con una mezcla escasa de oxígeno, producía un gas inflamable que era conducido mediante tuberías al motor, provocando las explosiones necesarias para mover los pistones.
Aquellos motores previamente habían sido preparados para alternar este monóxido de carbono con el uso de gasolina, mediante llaves de paso accionadas manualmente por el conductor.
La solución no era la panacea, el propulsor debía arrancarse mediante gasolina, y posteriormente debía procederse a encender el quemador de gasógeno. Una tarea muy lenta engorrosa. Los más osados animaban la combustión mediante papeles impregnados de orujo.
La cocina portátil pesaba bastante y era un añadido con poco atractivo estético, además era difícil de mantener encendida, y lo peor de todo eran las posibles fugas de gas venenoso al interior del habitáculo.
La potencia producida por el sistema gasógeno era muy escasa y prácticamente se diluía cuesta arriba. Pero el desarrollo del sistema de gasificación de materia orgánica, patentado en 1870 por Imbert, en la España de postguerra llegó a tales extremos de probarse su instalación en los Rolls-Royce del Caudillo y en la flota ministerial.
No solamente nuestro país sufrió esa obsoleta tecnología, pues también se implantó en otros países europeos durante los penosos años del conflicto mundial.
Ahora nos puede parecer un tanto bizarro pero, ¿Quién nos garantiza de que en un futuro próximo no volvamos a utilizar estos primitivos métodos?
Muy intteresante, he disfrutado leyendo del tema, saludos
ResponderEliminarAbrazos silvo !
Eliminarmuy interesante,
ResponderEliminartengo un par de autitos con el gasógeno pero nunca pude saber exactamente qué era o cómo funcionaba.
gracias por explicar y compartir.
Al visitar Zona Rapida, nunca te acostarás sin saber una cosa más...
EliminarQué artefacto más penosamente integrado... de cierto aire de película de Mad Max!
ResponderEliminarY además era cosa de ricos, pocos por aquel entonces disfrutaban de tener coche.
Gracias por la info, ya conocía lago del tema pero siempre gusta saber más.
Saludos!
En aquellos tiempos de necesidad las preocupaciones estéticas se posponían.
EliminarNo solo los ricos, la combustión a gasogeno se uso en autobuses, camiones, tractores..etc.
Hoy queda como un triste recuerdo, pero repito los combustibles fósiles no son eternos y algún día volverán tiempos de escasez, esperemos estar mejor preparados.
Abrazos!
Efectivamente, también se usó en el ferrocarril. Hubo dos pequeños automotores en la línea de Villacañas - Quintanar de la Orden (Toledo), los VQ MABf4 y 5, construidos por Mariano Corral, con propulsión Ford y que del año 39 al 41 fueron propulsados por gasógenos "Barceló". Lástima que no pueda poner foto ya que se ve perfectamente colgado del exterior, junto al puesto de conducción, pero en Google las encontraréis sin problema.
EliminarMuchas gracias Luis por tu aportación, como pareces interesado en el tema del ferrocarril te invito a leer la reseña sobre los Bugatti que circularon sobre railes.
EliminarUn saludo!
Por lo que me han contado mis mayores, lo más habitual era que fuesen los taxis los que fuesen a gasógeno. Y parece ser que eran apestosos. Muy típico de tiempos de carestía. De no ser por los híbridos, muchos taxistas recurrirían de nuevo al gasógeno, porque las cosas están complicadas, complicadas.
ResponderEliminarA mi me recuerdan a las calderas de las locomotoras a vapor.
EliminarBien visto, los coches a gasogeno eran los pre-hibridos.
Un abrazo!
patentado en 1870 y ahora venden como modernidad la gasificación de la madera, me recuerda la historia del niño que viendo una vitrola a cuerda, se asombraba del adelanto que significaba que pudiera funcionar sin electricidad
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