FILMOGRAFIA; LE MANS

No nos engañemos, rodar una buena película sobre automovilismo es muy difícil, mucho. 

En especial la mayoría flaquean por la linea argumental; en muchas vemos una sucesión de tópicos repetitivos y debilidad de su planteamiento. 

Solo un actor con alma de piloto podía intentar reflejar en la pantalla la épica de este deporte y un buen día Steve McQueen decidió que él era ese piloto/actor/productor capaz de llevar a buen término la primera superproducción basada en el automovilismo. 
 McQueen sabía que La Gran Evasión y Bullit y otras de sus películas aun siendo exitazos de taquillas y le habían convertido en una star-system, contenían escenas de conducción de autos y motos,  pero estas eran puro artificio, carnaza para las masas de público deseosas de bruscos derrapes, saltos increíbles, colisiones y montajes de post-producción inverosimiles, en realidad nada tenían que ver con el verdadero arte del pilotaje y la dureza de las carreras. 

Para su nuevo proyecto McQueen fijó su perspicaz mirada en una carrera francesa de resistencia de 24 horas de duración, celebrada en Junio en una serie de carreteras locales con dos carriles para cada sentido abiertos al publico los restantes 363 días del año, con una gigantesca recta de 6 Kms, donde los mejores autos rebasan los 400 Km/h. 

La premisa del film se resume en una frase "CORRER ES LA VIDA; TODO LO QUE SUCEDE ANTES O DESPUÉS, ES UNA ESPERA". 
Esta frase mítica resume el innovador del film; Las 24 horas de Le Mans. McQueen se peleó con guionistas, productores, y directores y con quien hiciera falta para hacer respetar este criterio, los verdaderos protagonistas iban a ser los vehículos reales, los mecánicos e ingenieros, cronometradores, la grada con aficionados con los colores y banderas de su equipo preferido, la pelouse con gente comiendo, bebiendo y dormitando entre el atronador ruido de los motores, la Feria con sus atracciones, las barracas y chiringuitos donde comer, beber o ligar.  

"The King of Cool" impone esa visión realista y documental a todo el que se acerca a su proyecto, casi despreciando la intriga argumental sabiendo de antemano que era por donde flaqueaban las películas del motor, porque al fin y a la postre a nosotros (como a él) no nos importaban un pimiento un guión basado en las intrigas sentimentales de los pilotos o su vida fuera de los circuitos.

Pocas secuencias cinematográficas nos transportan a la piel de los pilotos como la de la salida, donde en medio del silencio unos latidos suben de intensidad y frecuencia hasta que el semáforo cambia al verde, entonces se inicia la cuenta del reloj y estalla el apocalipsis mecánico con el rugido de motores y sus más de 5.000 cc. 

Aquellos espectaculares 917K Gulf, los Ferrari 512S de equipos privados, junto con los otros participantes de la edición de 1970 fueron rodados in situ a bordo de un 908/2 transformando Mulsane, Arnage, Hunaudieres  en un enorme  plató de casi 14 kms de largo. 

Aquel era el mismo auto que se adjudicó la segunda plaza en las 12 Horas de Sebring de 1970, pilotado por Peter Revson y el convaleciente McQueen,  con su pie izquierdo roto por seis sitios tras un accidente en una carrera de motos. 

El Porsche-cámara rodante estaba dotado en su carrocería con micrófonos para captar el sonido real y dos cámaras Panavision de 35 mm. Ademas de filmar miles de metros el Porsche propiedad de Solar Productions, la productora de Steve McQueen acabó en una meritoria novena posición de la general, aunque posteriormente fue descalificado debido a las largas paradas en boxes para cambiar las cintas.

Fuera de La Sarthe comenzó la titánica lucha personal de McQueen para completar el rodaje. Primero para hacerse con un par de 512S pues los de Maranello no prestaban sus coches sino resultaban ganadores en la pelicula, finalmente los consiguió del equipo Ecurie Francorchamps. 
 Con Solar casi en la quiebra, adeudando salarios y amenazados de huelga por parte los trabajadores, Cinema Center Films, otra productora se unió al proyecto, pero advirtiendo de que si no renunciaba a su guión casi testimonial,  sin un solo dialogo en 37 min,  se iban a pegar una buena bofetada comercial pues los costes se habían disparado más que un 917 en la recta de Mulsane.
 Una vez más Steve se salió con la suya aun a costa de cargarse a cuantos directores, guionistas o ejecutivos fuera necesario para imponer su versión del film. 
El ambiente estaba muy enrarecido y la tensión conllevó costes no solo pecuniarios  pues varios stunts sufrieron accidentes,  el peor de ellos el de David Piper en Arnage,  en el cual perdió parte de una pierna y del Porsche solo quedó entero su Flat 12. 

 Un año después se estrenó el film y fue un fracaso de crítica y público. El propio Steve McQueen renegó del resultado final, no obstante hoy en día transcurridos tantos años,  con una mirada más responsable sobre lo que se ha hecho después, los aficionados al motor podemos decir que junto a Grand Prix de Frankenheimer&Paul Newman,  LM es sin duda alguna la película que mejor ha captado el ambiente de las carreras y más nos ha hecho disfrutar a los fanáticos de la competición y del automovilismo,  creando mitos del imaginario racing como los 917 con los colores naranja y celestes, el mono blanco franjas rojas y azules con la bandera yankee o el reloj Tag Heuer Mónaco.