El pasado San Juan cumplí diez años viviendo en San Sebastian. ¿Que sé de mi ciudad? ¿Que secretos os puedo revelar sobre la Bella Easo?. Poca cosa, lo reconozco, pues allá donde voy soy un inadaptado, incluso lo era en mi ciudad natal, pero considero que esta década transcurrida me otorga cierto derecho a mostrar lugares donostiarras emblemáticos.
Antes de proseguir la lectura varios puntos para aclarar; si os gusta el sol no vengaís a esta orilla del Cantábrico, alguna gota de lluvia cae durante más de 150 días al año.
Punto dos; pocas ciudades he visto tan anti-coche. Os advierto que si venís estaís en el reino de las calles peatonales. Multitud de Scooters, bicis y autobuses de línea os harán un infierno cualquier desplazamiento al volante. Estacionar en la calle es un deporte de aventura, intrincadas regulaciones con zonas de aparcamiento de todos los colores, zonas de residentes, ticket de la hora a precios astronómicos y gruas municipales de retirada de vehículos mal aparcados más rápidas que las de la F1 en Mónaco, unidas a una escasa oferta de parkings privados, (ademas frecuentemente colapsados) desaconsejan usar el automóvil para recorrer la ciudad.
Un truco que uso al viajar para conocer una ciudad, es el de madrugar, no es muy del gusto de algunos pero efectivo.
Como la mayoría de las ciudades costeras no es difícil orientarse, y una buena manera de iniciar el recorrido es buscar el mar. Por ejemplo en el extremo este de la ciudad está la playa de la Zurriola, delimitada por el lúgubre Monte Ulía.
Reconoceremos rápido la Zurriola porque es hábitat natural de surfistas locales, quienes comparten olas con colegas de medio mundo. Esta playa también se transforma en el escenario natural del Jazzaldia, festival de Jazz de renombre.
Punto dos; pocas ciudades he visto tan anti-coche. Os advierto que si venís estaís en el reino de las calles peatonales. Multitud de Scooters, bicis y autobuses de línea os harán un infierno cualquier desplazamiento al volante. Estacionar en la calle es un deporte de aventura, intrincadas regulaciones con zonas de aparcamiento de todos los colores, zonas de residentes, ticket de la hora a precios astronómicos y gruas municipales de retirada de vehículos mal aparcados más rápidas que las de la F1 en Mónaco, unidas a una escasa oferta de parkings privados, (ademas frecuentemente colapsados) desaconsejan usar el automóvil para recorrer la ciudad.
Un truco que uso al viajar para conocer una ciudad, es el de madrugar, no es muy del gusto de algunos pero efectivo.
Como la mayoría de las ciudades costeras no es difícil orientarse, y una buena manera de iniciar el recorrido es buscar el mar. Por ejemplo en el extremo este de la ciudad está la playa de la Zurriola, delimitada por el lúgubre Monte Ulía.
Reconoceremos rápido la Zurriola porque es hábitat natural de surfistas locales, quienes comparten olas con colegas de medio mundo. Esta playa también se transforma en el escenario natural del Jazzaldia, festival de Jazz de renombre.
Desde la Punta de Monpás podemos recorrer el paseo de la Zurriola, que nos llevará hasta el Kursaal, auditorio y palacio de congresos conocido como los cubos. La obra se asemeja a los bloques de un espigón, obra del arquitecto Rafael Moneo, donde entre otros eventos tiene lugar el Zinemaldia.
Si lo nuestro no son las actividades acuáticas siempre podemos cruzar el paseo e internarnos en el barrio de Gros, uno de los más vitales y genuinos de la ciudad, del que guardo especial buen recuerdo al ser mi primera morada donostiarra.
Si lo nuestro no son las actividades acuáticas siempre podemos cruzar el paseo e internarnos en el barrio de Gros, uno de los más vitales y genuinos de la ciudad, del que guardo especial buen recuerdo al ser mi primera morada donostiarra.
Cruzando el Puente de la Zurriola, nos encontramos con dos maravillosas construcciones, el Teatro Victoria Eugenia y el Hotel María Cristina ambos decoran las orillas del Urumea.
Muy recomendable dejar el coche en cualquier aparcamiento de la zona y desde la plaza Okendo situada entre el hotel y el teatro podemos iniciar un paseo por el Area Romántica, plena de edificios de estilo Beaux Arts. Un ejemplo de este estilo arquitectónico es la Plaza Gipuzkoa el primer parque público donostiarra que data de finales del siglo XIX, conocido por todos como la plaza de los patos o también como Plaza de la Diputación.
Otro recorrido alternativo desde la Plaza Okendo es seguir el rio Urumea por el Paseo de Francia, zona peatonal rodeada de palacetes señoriales de estilo francés
Cruzando el río por el Puente de Mº Cristina llegamos a la Catedral del Buen Pastor de estilo neogótico.
No habrá visita visita completa a San Sebastián sin contemplar la Bahía de la Concha desde los jardines de Alderdi Eder, presididos por el Ayuntamiento actual y antiguo Gran Casino casino, donde la jet-set de la Belle Epoque se jugaba los cuartos. A su lado encontramos el Real Club Náutico singular construcción con forma de barco eternamente atracado.
Bordeando el puerto deportivo muchas calles nos tentaran a acceder al Casco Viejo, idea recomendable si queremos probar los famosos pintxos o comprar souvenirs.
El Aquarium y el Museo Naval son otros atractivos del puerto y se encargan de recordarnos el origen de San Sebastián, una antigua villa marinera que se extendió hacia el interior
Serán menos los que se atrevan a ascender sus empinadas rampas, pero el Monte Urgull nos regala huellas perdidas entre su exuberante vegetación de las constantes batallas y asedios sufridos por la ciudad. Testigos mudos del pasado guerrero de Urgull son las numerosas baterías de cañones, murallas, fortificaciones y tumbas de hombres de armas, tal vez por ello para pacificarlo en su cumbre se erigió un colosal Sagrado Corazón.
Si todavía no hemos saciado el apetito paisajístico, se puede seguir disfrutando del litoral donostiarra en el Paseo Nuevo a los pies del Monte Urgull, lugar famoso por soportar el embate de furiosas olas gigantescas. Sitio privilegiado para tomar fotos de la Isla de Santa Clara, donde antaño se desterraba a los infectados por la peste.
El Aquarium y el Museo Naval son otros atractivos del puerto y se encargan de recordarnos el origen de San Sebastián, una antigua villa marinera que se extendió hacia el interior
Serán menos los que se atrevan a ascender sus empinadas rampas, pero el Monte Urgull nos regala huellas perdidas entre su exuberante vegetación de las constantes batallas y asedios sufridos por la ciudad. Testigos mudos del pasado guerrero de Urgull son las numerosas baterías de cañones, murallas, fortificaciones y tumbas de hombres de armas, tal vez por ello para pacificarlo en su cumbre se erigió un colosal Sagrado Corazón.
Si todavía no hemos saciado el apetito paisajístico, se puede seguir disfrutando del litoral donostiarra en el Paseo Nuevo a los pies del Monte Urgull, lugar famoso por soportar el embate de furiosas olas gigantescas. Sitio privilegiado para tomar fotos de la Isla de Santa Clara, donde antaño se desterraba a los infectados por la peste.
Mirando a través de La Construcción Vacía de Oteiza, un moderno monumento megalítico pero de acero, tenderemos una linea recta imaginaria cruzando la bahía de punta a punta hacia el Peine del Viento, (y viceversa), visión de noche interrumpida por los destellos del faro de Santa Clara.
Estos dos iconos escultóricos de la ciudad permanecen desafiantes en la distancia, la misma relación que mantuvieron sus autores.
Descendiendo por el Paseo Nuevo, un malecón a la donostiarra, al final podemos torcer por la Plaza Zuloaga y detenernos a contemplar el Museo San Telmo y la Iglesia de San Vicente.
Estos dos iconos escultóricos de la ciudad permanecen desafiantes en la distancia, la misma relación que mantuvieron sus autores.
Descendiendo por el Paseo Nuevo, un malecón a la donostiarra, al final podemos torcer por la Plaza Zuloaga y detenernos a contemplar el Museo San Telmo y la Iglesia de San Vicente.
Si seguimos la calle nos toparemos con La Bretxa, denominado así por ser el lugar donde los asediadores ingleses penetraron en la antigua villa amurallada en 1813.
Prosiguiendo esta ruta circular accedemos al Boulevard, centro neurálgico de la ciudad y donde podremos comprar los mejores helados para paladear en el Paseo de la Concha. Una recomendación a nivel particular es entrar en el Palacio de Miramar, antaño residencia veraniega de la realeza, sus jardines son un "marcoincomparable" a la bahía.
Prosiguiendo esta ruta circular accedemos al Boulevard, centro neurálgico de la ciudad y donde podremos comprar los mejores helados para paladear en el Paseo de la Concha. Una recomendación a nivel particular es entrar en el Palacio de Miramar, antaño residencia veraniega de la realeza, sus jardines son un "marcoincomparable" a la bahía.
Sin perder de vista el mar llegamos a la tercera playa de la ciudad, Ondarreta si proseguimos hasta su extremo nos conducirá a las esculturas de Eduardo Chillida, las cuales se han convertido en un símbolo de la ciudad, El Peine del Viento. Un lugar idílico para ver amanecer o ponerse el sol, (dependiendo de los biorritmos de cada uno) y reconciliarte con la ciudad.
en el caso de viajar con críos, una actividad recomendable es la visita al Parque de atracciones del Monte Igueldo, de estilo retro coronado por un torreón y un faro. El parque con la Montaña Rusa Suiza, la Casa del Terror, y los paseos en ponys simbolizan el apego a tiempos remotos cuando las atracciones de feria se basaban más en el ingenio y el romanticismo que en la técnica.
Siguiendo con la recomendación de evitar desplazamientos en automóvil, aconsejo utilizar el pintoresco funicular para salvar el enorme desnivel. Igueldo es otro lugar privilegiado para obtener fotografías panorámicas de todo el entorno.
Siguiendo con la recomendación de evitar desplazamientos en automóvil, aconsejo utilizar el pintoresco funicular para salvar el enorme desnivel. Igueldo es otro lugar privilegiado para obtener fotografías panorámicas de todo el entorno.
Mucho más difíciles de encontrar pero igualmente recomendables son las visitas a las numerosas zonas verdes que rodean la urbe, Aiete, Ulía, Ametzagaña y el Parque de Miramón.
Precisamente en este último encontramos el interesante Museo de la Ciencia, con unas maquetas de los edificios representativos de Gipuzkoa.
Las Torres de Arbide, dos edificios palaciegos trasladados piedra a piedra a este lugar desde el centro de Donosti.
El conocido también como parque tecnológico alberga el Basque Culinary Center, un moderno complejo dedicado a la cultura gastronómica, tenida por estos lares casi como una religión.
Precisamente en este último encontramos el interesante Museo de la Ciencia, con unas maquetas de los edificios representativos de Gipuzkoa.
Las Torres de Arbide, dos edificios palaciegos trasladados piedra a piedra a este lugar desde el centro de Donosti.
El conocido también como parque tecnológico alberga el Basque Culinary Center, un moderno complejo dedicado a la cultura gastronómica, tenida por estos lares casi como una religión.
hermoso paseo
ResponderEliminarquizás la lluvia te aguó el raid, pero las fotos salieron de maravillas.
otra cosa: los motivos para no ir en auto me son muy familiares, nuestra capital es igual.
me hubiera gustado recorrer la costa del río.
gracias por compartir
Tambien quería reflejar en las fotos el clima lluvioso y melancólico típico de la ciudad.
EliminarImagino todas las capitales son iguales, el precio de vivir en medio del meollo son los inconvenientes de desplazarse en auto.
El paseo del Rio Urumea es uno de mis favoritos sobretodo porque ahí puedo soltar a los perros.
Abrazos!!!
Nunca he estado en el País Vasco aunque siempre la cultura vasca me ha interesado, parece que tienen otra forma de hacer las cosas. Me imagino que algún día visitaré esta ciudad, parece que conjuga a la perfección lo moderno con lo más clásico.
ResponderEliminarSaludos!
Si alguna vez te decides a venir aquí, ya sabes que tienes un amigo para lo que gustes.
EliminarAbrazos!!!
Siempre me encantó esta ciudad, para mí una de las más bonitas de España. Respira cierto aire francés y el clima no me importa tanto, más sabiendo que ahora sobrepasamos los 40º en Sevilla. Quien estuviera por ahí...
ResponderEliminarSaludos y muchas gracias por mostrarla, no solo de coches vive el hombre!
Dicen que es una pequeña copia de Paris.
EliminarEl clima ideal seria vivir en Invierno en Sevilla y en Verano en Donosti, jeje!
Espero mostrar más rincones interesantes.
Abrazos!!!
Xavi, ya de entrada me cautivaste con eso de los días mojados, ¡amo la lluvia! Tanto como odio el sol...
ResponderEliminarAdemás, esas islas y costas son una invitación a recorrerlas; y que decir si además tenemos calles peatonales.
Gran lugar en el mundo.
Abrazo!
Si te gusta la lluvia deberías visitar la cornisa Cantabrica y tambien Galicia en España, son los lugares donde mas llueve.
EliminarSan Sebastian es un lugar muy visitado por turistas de todo el planeta, por algo será.
Abrazo!
¡No has puesto la foto con el barco detrás! Vi las fotos el otro día en el flickr y ya sabía que tenías que dedicarle un post :)
ResponderEliminar¡Un abrazo, Xavi!
hola Il Ventu.
EliminarLas fotos con el barco pesquero corresponden a otra salida, no adelantemos acontecimientos, jeje.
Un abrazo.