Cuando me refiero a la "era espacial" me viene a la mente los Dream cars americanos de las décadas 50 y 60, sin duda los mas espectaculares y los veremos en este post, agrupados por marcas. Pero hubo antes, otros fabricantes que aprovecharon conocimientos de la aeronáutica para aplicarlas a los coches de calle. El caso más emblemático lo encontramos en la fría Suecia con la Sociedad Anónima de Aeroplanos Suecos, conocida mundialmente por las siglas SAAB
SAAB llevaba tiempo fabricando aviones, y debieron pensar algo así como "si somos capaces de hacer algo tan difícil como un aparato para volar, construir un coche no debe ser tan complicado". De hecho en el desarrollo del Ursaab (el primer Saab), participaron 16 ingenieros de aviones de los que tan solo uno poseía licencia de conducir. En virtud a su formación especializada en aerodinámica, crearon este concept para el que anunciaban tan solo 0,32 cx. Este proyecto a medio camino entre un platillo volante y una cucaracha sirvió de banco de pruebas para los primeros Saab que demostraron ser vehículos pequeños pero eficientes y resistentes. Más tarde la compañía creció en sus ambiciones desarrollando berlinas y cupés de grandes prestaciones. Pero Saab nunca ha renunciado a sus orígenes aeronáuticos y de hecho durante mucho tiempo su gama Aero ha distinguido a sus máquinas más rápidas, también el 9-3 Viggen llevó el nombre de un prestigioso caza sueco
En 1949 apareció el AEROCAR
Como reza su slogan publicitario era un coche volador. Engendrado y nunca mejor dicho por Moulton Taylor, un ingeniero aeronáutico estadounidense quien había participado en la II Guerra Mundial. Aunque no fue el primero en tener la idea, pues otro visionario llamado Robert Fulton, había creado unos años antes el Airphibian, una avioneta capaz de circular por carretera. Pero Taylor decidió incluir mejoras como unas alas plegables ubicadas en una especie de remolque, que cualquier loco aventurero podía desplegar en apenas 5 minutos. A pesar de lograr que su auto fuera homologado para circular por las carreteras norteamericanas, y de ser capaz de fabricar 6 uds, la ausencia de pedidos hizo que el proyecto nunca cuajara.Apenas unos años más tarde y por la mismas fechas que el pionero Buick LeSabre, encontramos en nuestro país vecino por los Pirineos, (me refiero a Francia, no a Andorra) una marca prácticamente desconocida para el gran público.
SOCEMA-GREGOIRE |
La Societe des Constructions et de Equipements Mécaniques pour l' Aviation, presentó este prototipo de coche-obús en el Salón de París de 1952. Técnicamente era un auto muy interesante, pues como motor usaba una turbina en vez de un motor de explosión. La turbina bautizada como TGV1 procedente del mundo de la aviación, desarrollaba 100 cv a 25.000 rpm. Para el chasis se utilizó el de un Adler Triupmf Junior, adaptado para alojar la turbina, y se recurrió a la tracción delantera, y a una suspensión de cuatro ruedas independientes. Como el motor a turbina carece de un freno motor equiparable al de explosión, los ingenieros galos hubieron de instalar en su avión con ruedas, una caja de reenvio electromagnética, y para pararlo hubieron de adaptar un equipo de frenado de un camión potenciado. La preciosa carrocería era también plenamente aerodinámica con un Cx de tan solo 0,19. Quizá debido a su alto coste y a la complejidad de su tecnología, el Socema-Gregoire nunca fue llevado a producción.
En el otro lado del charco, en los años posteriores a la Segunda Guerra mundial, el mundo del automóvil sufrió una expansión brutal. En los EE.UU entre los años 1945 y 1960, el numero de automóviles se multiplicó por tres, aumentando enormemente el uso de la red de carreteras construidas por el presidente Eisenhower. Pronto el coche, gracias a las campañas de los lobbies de la automoción, se convirtió en símbolo de estatus social y progreso.
El inicio de la era espacial con los lanzamientos de los satélites Sputnick1 y Explorer, anunciaba la llegada de un prometedor mundo de posibilidades tecnológicas. Los fabricantes norteamericanos vieron un filón de marketing inagotable, y crearon concepts cars para saciar la sed de ciencia ficción de sus posibles clientes.
El inicio de la era espacial con los lanzamientos de los satélites Sputnick1 y Explorer, anunciaba la llegada de un prometedor mundo de posibilidades tecnológicas. Los fabricantes norteamericanos vieron un filón de marketing inagotable, y crearon concepts cars para saciar la sed de ciencia ficción de sus posibles clientes.
BUICK LESABRE |
Podía ser considerado el auto que rompió las hostilidades aeronáuticas.
Harley Earl jefe de diseño de Buick encargó el dibujo de este auto a Edward E. Glowacke. Para bien o para mal este concept car iba a marcar las tendencias estilistas de la industria automovilística de los U.S.A. durante el decenio de los 50. En realidad este impactante automovil, no tomó el nombre de Buick hasta 1959, pues era propiedad personal de Earl, padre de entre otras criaturas, del Corvette.
Harley Earl jefe de diseño de Buick encargó el dibujo de este auto a Edward E. Glowacke. Para bien o para mal este concept car iba a marcar las tendencias estilistas de la industria automovilística de los U.S.A. durante el decenio de los 50. En realidad este impactante automovil, no tomó el nombre de Buick hasta 1959, pues era propiedad personal de Earl, padre de entre otras criaturas, del Corvette.
Este concept car se trataba de un convertible de 5,10 mts de longitud. Está muy logrado el concepto de hacer un auto semblante a un avión supersónico de combate sobre ruedas. Su frontal destaca por la ausencia de grandes faros, tan solo encontramos dos pequeños pilotos situados a los extremos. El paragolpes cromado se interrumpe en su parte frontal con dos topes en forma de sensuales senos, llamados "ojivas Dagmar" en honor a una actriz del momento, para dejar paso a una rejilla que imita a un reactor. Fue uno de los primeros autos en tener un parabrisas curvado.
No menos impactante es su trasera, en la que encontramos un recurso estilistico muy usado en la época; los fins o aletas, al final de los cuales se hallan los pilotos traseros, los depósitos de gasolina tipo aviación, y las salidas de los escapes, cromadas, como no. El conjunto estaba rematado por una tobera central semblante a la de un reactor a chorro.
El Le Sabre era mucho más que una bonita figura, ya que utilizaba una tecnología excepcional para la época. Sus capós delantero y trasero eran de fundición de magnesio y la carrocería de aleación de aluminio, su habitáculo estaba formado por una estructura de nido de abeja. Su equipamiento era de lo más sibarita, portaba elevalunas eléctrico, capota con un sensor que la activaba automáticamente en caso de lluvia (por si su dueño lo había dejado aparcado), regulador de velocidad, asientos climatizados individualmente, 12 voltios de corriente (lo usual eran 6), instrumentación con altímetro y compás. Todo ello explica la expectación que sembró entre la población que lo calificó de "Dream Car".
Buick volvió a la carga con el Wildcat (1953), prototipo de un roadster descapotable, hecho de fibra de vidrio. Un año más tarde se lanzó la segunda versión, pero este no parecía un auto demasiado espacial. Como si lo fue el:
Buick volvió a la carga con el Wildcat (1953), prototipo de un roadster descapotable, hecho de fibra de vidrio. Un año más tarde se lanzó la segunda versión, pero este no parecía un auto demasiado espacial. Como si lo fue el:
BUICK CENTURION |
presentado en en el Waldorf-Astoria de Nueva York fue otro coche de ensueño que presentaba Buick. Hecho de fibra de vidrio, tenía una línea espectacular, las largas aletas delanteras eran descendentes y alojaban los faros. El techo estaba sustituido por una pabellón acristalado y reforzado por algunos travesaños cromados que recordaban la cabina de un avión de caza. La ojiva posterior incorporaba las todas las luces. El retrovisor interior estaba sustituido por una cámara que retransmitía las imágenes a una pequeña pantalla situada en el salpicadero. No tenia palanca alguna de cambios, ya que los mandos estaban integrados en el centro del volante. El velocímetro presentaba otra solución original, era un disco insertado en el salpicadero y la aguja permanecía inmóvil y lo que se desplazaba era el propio disco al aumentar la velocidad. Cuando se abrían las puertas los asientos delanteros se desplazaban automáticamente hacia atrás para facilitar el acceso. La pintura en dos tonos le daba un aire elegante, realmente es un auto espectacular.
FORD FX-ATMOS, 1954 |
FORD MYSTERE |
Nos encontramos con una de las más prolíficas autoras de Spacecars; Ford. El diseño espacial en el Atmos fue llevado a su máxima expresión. Parece el coche de los Jetsons. Montaba un motor eléctrico, en cuanto al diseño; donde tenían que haber los faros delanteros encontramos dos antenas, cúpula de cristal donde caben tres astronautas pasajeros, ruedas traseras carenadas, y dobles aletas de tiburón.
Otro concept de Ford ese año, muy similar fue el Latosca, y un año más tarde, la marca del óvalo crea el Ford Mystere (1955). Una gran burbuja de cristal servía como techo, ventanas y parabrisas. Tenia bisagras en la parte posterior para abrir la cúpula hasta 70 º, los asientos delanteros eran giratorios hacia afuera y los creadores prometían a los futuristas conductores, aire fresco por medio de una tobera situada en el techo de cristal. El auto podía ser manejado también desde los asientos traseros, gracias a una consola con controles al mas puro estilo aeronáutico.
FORD FX-2000 |
El Ford FX-2000 del mismo año es un prototipo muy extravagante, en especial su parte delantera, poco conseguida todo hay que decirlo. Mucho respeto parecen imponer los lanzacohetes traseros.
FORD LEVACAR MACH 1 |
Mas raro es oír hablar del prototipo Volante.
Similar a un OVNI, e inspirado en los sucesos de los testigos del caso ufologico por excelencia, el de Roswell. Pretendían utilizar energía
Mito reforzado por el Levacar, proyecto de un interesante coche unipersonal, a turbina, y pequeño para evitar los problemas de aparcamiento. Desde luego un estudio mucho más interesante que el descomunal Seattle-ite XXI de 1962. A parte del jocoso juego de palabras aportaba seis ruedas en su eje delantero. Muy activa por aquellos años, Ford presenta el Gyron en 1961 un prototipo futurista de dos plazas y tres ruedas a medio camino entre un coche y una moto. Uno de los últimos concepts de aquella época tan Sci-Fi de la marca del ovalo fue el Ford Selene de 1962, creado por el prestigioso diseñador Tom Tjaarda para la casa Ghia. Abandonaba el volante clásico para incorporar un mando al mas puro estilo de la aviación.
INTERIOR FORD GYRON |
CONTINUARÁ...
Los Americanos parece que se inspiraron en los dibujos de los Supersonicos
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